En pleno octubre, cuando las hojas se vuelven doradas y el aire se vuelve fresco, se desarrolla una curiosa historia.
Entre las lápidas y el susurro de los árboles, una oveja descarriada llamada Oráculo se encuentra en un refugio insólito.
Parece haber desarrollado una afición a merodear por el cementerio.
Oráculo, con su esponjoso pelaje blanco y sus ojos cautelosos, lleva no menos de tres semanas viviendo en este lugar.
Y aunque a algunos el entorno les parezca macabro, para Oráculo es un santuario del mundo.
La presencia de Oráculo en el cementerio no pasaba desapercibida. Los lugareños la veían a menudo pastando tranquilamente o cobijándose bajo un árbol.
Pero Oráculo no era una oveja cualquiera.
Tenía miedo de los humanos, quizá debido a traumas pasados o a la ausencia de su rebaño.
Este miedo la mantenía en un perpetuo estado de alerta, lo que dificultaba cualquier intento de rescate.
Entre los que se fijaron en Oráculo había una persona de buen corazón que instaló un puesto de comida para ella.
Todos los días, como un reloj, Oráculo se acercaba al puesto, mordisqueaba la comida y bebía agua de los mismos platos.
Esta rutina, aunque sencilla, era el primer paso para ganarse su confianza.
El misterio de los orígenes de Oracle se mantuvo.
¿Cómo acabó en un cementerio? ¿Hasta dónde había viajado? Y lo que es más importante, ¿cómo pudo ser rescatada?
La proximidad del cementerio a una zona de Beacon conocida por su población de coyotes añadía urgencia a la situación.
Entra John Viv, un vecino del cementerio, que quedó prendado del encanto de Oráculo.
Junto con otro vecino, se turnaban para alimentar a Oráculo dos veces al día.
Su dedicación y paciencia empezaron a dar sus frutos. Oráculo, al principio vacilante, se acostumbró poco a poco a su presencia.
El plan de rescate se puso en marcha.
El puesto de alimentación se acercó estratégicamente cada vez más a un remolque.
La idea era que Oráculo se sintiera cómodo con el remolque, un espacio que muchos animales de granja asocian con experiencias traumáticas.
Día tras día, Oracle fue ganando confianza y empezó a aventurarse en el remolque.
Una fatídica mañana llegó el esperado mensaje: Oráculo estaba a salvo en el remolque.
El plan había funcionado
Los voluntarios la trasladaron rápidamente a un santuario, donde le harían un chequeo médico completo y, lo que es más importante, le darían la oportunidad de una nueva vida.
En el santuario comenzó el viaje de curación de Oráculo.
Aunque seguía siendo uno de los animales más temerosos que habían rescatado, empezó a adaptarse.
El mismo voluntario, John Viv, la visitaba con regularidad, asegurándose de que su transición fuera fluida.
Con el tiempo, el mundo de Oráculo se amplió y conoció a otras ovejas, lo que allanó el camino hacia la amistad y el sentimiento de pertenencia.
Desde los tranquilos rincones de un cementerio hasta la bulliciosa vida de un santuario, el viaje de Oracle nos recuerda cómo la vida siempre puede sorprendernos.
Mientras se instala en su nuevo hogar, uno no puede evitar pensar que la historia de Oráculo no ha hecho más que empezar, con muchos más capítulos de alegría y compañía aún por escribir.
Mira cómo Oracle se lo cuenta todo a sus salvadores y cómo la convencen para que se vaya
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