Las historias de rescate de animales suelen tocarnos la fibra sensible.
Algunas historias son especialmente conmovedoras, no necesariamente por el maltrato, sino por las circunstancias únicas que rodean al perro y a su dueño.
Hero, un perro leal, vivió una vez con su padre sin hogar en la soleada California.
A pesar de ser muy querido, la dura realidad de la falta de hogar dificultaba a su dueño el cuidado de ambos.
Sin saber cuándo volverían a comer, la dueña de Hero tomó la desgarradora decisión de entregarlo a un refugio, con la esperanza de que encontrara una familia cariñosa y un hogar estable.
La suerte sonrió a Hero cuando un padre adoptivo de buen corazón lo acogió, proporcionándole un refugio temporal.
La búsqueda del hogar definitivo de Hero le llevó hasta Canadá, debido a la superpoblación del sistema de refugios de California.
Muchos perros rescatados, incluido Hero, encontraron nuevos comienzos en el Gran Norte Blanco.
Sarah y su marido, al conocer a Hero, sintieron una conexión instantánea. Un simple paseo por el barrio con él fue todo lo que necesitó Sarah para darse cuenta de que quería adoptar a Hero.
Sin embargo, Sarah quería que la decisión de adoptar a Hero fuera mutua.
Se dirigió a su marido para preguntarle qué pensaba de Hero y de la posibilidad de que se uniera a su familia.
A lo que él respondió: “Creo que probablemente encajaría bien” Abrumada por la emoción, Sarah confesó su profundo afecto por Hero y su deseo de tenerlo como parte de su familia.
Su marido se hizo eco de sus sentimientos y quedó claro que Hero había encontrado su hogar definitivo. Desde el principio, el vínculo fue innegable.
Hero se deleitaba con las sencillas alegrías de la vida, como acurrucarse en el sofá envuelto en mantas y jugar con sus nuevos padres.
Sin embargo, había un aspecto de su nueva vida que a Hero no le gustaba: el aire libre.
Sarah especuló que esta aversión podría provenir de su vida pasada con un dueño sin hogar, donde se trasladaban constantemente de un lugar a otro, a menudo durmiendo al aire libre.
A pesar de todos sus esfuerzos, incluido el apoyo de sus vecinos, animar a Hero a salir al exterior seguía siendo un reto.
Para ayudar a Hero a superar sus dudas, el marido de Sarah lo llevaba de vez en cuando un rato en brazos antes de dejarlo en un sitio nuevo.
Esto parecía aliviar la ansiedad de Hero, permitiéndole explorar un poco más. Pero cuando Hero sentía que había tenido suficiente, hacía una señal para que lo llevaran de vuelta a casa.
Una vez en casa, Hero se refugiaba en su cama, un santuario de comodidad. Pero más allá de sus rarezas, Hero poseía una notable intuición.
Tenía una extraña habilidad para sentir cuando sus humanos estaban disgustados. En un día particularmente duro, Sarah volvió a casa angustiada.
Sentada en el suelo, con lágrimas en los ojos, Hero cogió su alfombrilla de baño -su refugio personal- y se la ofreció. A su manera, estaba compartiendo su espacio seguro con su querida humana.
Han pasado seis increíbles años desde que Sarah y su marido dieron la bienvenida a Hero a sus vidas, y cada momento ha sido un testimonio del profundo vínculo entre los humanos y sus mascotas.
Para profundizar en el conmovedor viaje de Hero, echa un vistazo al siguiente vídeo
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