Hay un viejo refrán que dice: “Antes de aprender a andar, hay que aprender a gatear”
Esto es especialmente cierto para la mayoría de los bebés en su viaje hacia la movilidad.
Sin embargo, en el caso de una niña, su primer intento de gatear se vio impulsado por una motivación inusual pero conmovedora.
El perro de la familia, tumbado en el suelo y jugando con su juguete, llamó la atención de la niña.
Ella lo observaba fascinada y con un creciente deseo de acercarse.
Lo que ocurrió a continuación fue increíble.
Por primera vez empezó a gatear, para gran alegría de sus padres, que no tardaron en captar este hito con la cámara.
Cuando el bebé se enfrentó al perro, su determinación era evidente.
Extendió un brazo, luego el otro, y se acercó lenta pero firmemente a su peludo amigo.
El perro, distraído momentáneamente de su juguete, la observó atentamente.
Una gran sonrisa de alegría se dibujó en la cara del bebé, iluminando la habitación.
Los esfuerzos de la niña fueron una mezcla de emoción y desafío.
Extendió los brazos, pateó con los pies e intentó impulsarse hacia delante.
Sus rodillas se deslizaron por la alfombra mientras empujaba su peso hacia delante.
A pesar de algunas caídas al suelo, su determinación no flaqueó.
Estaba decidida a alcanzar al perro, por mucho que lo intentara.
El estilo de gateo de esta niña era único.
No tenía fuerza en la parte superior del cuerpo para el gateo tradicional, pero estaba progresando.
Según Everyday Family, “el gateo puede adoptar varias formas… Algunos bebés se balancean hacia delante y hacia atrás cuando están en posición de gateo”, mientras que otros coordinan brazos y piernas o se desplazan por el suelo.
Todas estas acciones se consideran formas de gateo porque implican un movimiento independiente de un lugar a otro.
Poco a poco, el bebé se fue acercando al perro.
Su mirada permaneció fija en ella todo el tiempo, como un observador paciente y atento.
Este paciente cachorro parecía estar esperando a que ella llegara hasta él, tal vez con una sorpresa especial reservada.
Por fin llegó el momento del triunfo.
La chica, ahora a un paso del perro, vio cómo éste reajustaba sus patas para mirarla.
Extendió el hocico, olfateándola con curiosidad.
Luego, en un gesto adorable, hizo algo que hizo que todos sus esfuerzos merecieran la pena.
¡El perro le dio un beso enorme y cariñoso al bebé!
Esta encantadora muestra de afecto fue la recompensa perfecta a su duro trabajo.
Es un momento precioso que sin duda arrancará una sonrisa a cualquiera.
Esta conmovedora escena entre un bebé y su perro es un testimonio del vínculo especial que existe entre los niños y sus mascotas.
Es un momento de pura alegría y logro, un primer paso en el viaje de descubrimiento y crecimiento del bebé.
Vea este conmovedor momento en el siguiente vídeo
Por favor COMPARTIR esto con tus amigos y familiares.