Los koalas, famosos por su adorable y peludo exterior, suelen pesar más de 9 kilos y tienen un consumo de agua peculiarmente bajo.
Según National Geographic, estas fascinantes criaturas se hidratan sobre todo con las hojas de eucalipto que comen durante la noche.
Incluso tienen bolsas especializadas en las mejillas donde guardan las hojas sobrantes, lo que les permite disponer fácilmente de un tentempié.
Australia, conocida por su clima típicamente cálido, superó sus propios récords al vivir el diciembre más caluroso de la historia en 2018.
Las condiciones meteorológicas extremas no cedieron y continuaron en enero, un mes situado en pleno verano australiano, donde el mercurio suele alcanzar los 100 grados Fahrenheit o más.
Esto provocó la emisión de advertencias sanitarias, aconsejando a los residentes que buscaran refugio en interiores y que velaran por el bienestar de sus mascotas.
Sin embargo, los animales salvajes, a diferencia de los humanos, carecen de acceso a servicios como aire acondicionado y ventiladores de nebulización para combatir el calor.
Las altas temperaturas provocaron la desecación de charcas, un recurso vital para la fauna.
La situación se agravó aún más con los incendios forestales, que añadieron otro nivel de peligro a las ya precarias condiciones de la fauna salvaje.
El intenso calor también provocó el colapso de las sobrecargadas redes eléctricas, dejando sin electricidad a ciudades como Port Augusta, donde las temperaturas alcanzaron la escalofriante cifra de 121 grados Fahrenheit.
En medio de este calor insoportable, un grupo de resistentes ciclistas, que se atrevieron a aventurarse, descubrieron un koala que mostraba signos de sed severa y agotamiento por calor, con temperaturas que ya superaban con creces los 100 grados Fahrenheit.
Anna Heusler logró documentar y compartir un conmovedor momento en Instagram, en el que el desesperado koala, en su búsqueda de agua, trepó por el cuadro de su bicicleta para alcanzar su botella de agua.
“Este koala se me acercó mientras descendía y se subió a mi bicicleta mientras le daba agua. Lo mejor que me ha pasado nunca en un viaje”, relató, rodeada de otros ciclistas igualmente conmovidos e hipnotizados por este inesperado y conmovedor encuentro.
Otro incidente conmovedor fue el de un matrimonio que, mientras montaba en bicicleta en un día extremadamente caluroso de enero de 2019, tropezó con un koala, aparentemente aletargado y apenas capaz de moverse, junto a la carretera.
Las temperaturas abrasadoras habían evaporado las masas de agua cercanas y habían dejado escasez de eucaliptos de los que el koala pudiera extraer la humedad que tanto necesitaba.
El hombre, al ver al koala en apuros, se arrodilló en la escasa sombra que le proporcionaban los árboles y le tendió agua al sufrido animal.
Incluso dispusieron una palangana llena de agua con la esperanza de que el koala pudiera refrescarse las patas.
El koala, mientras engullía el agua refrescante, alargó la mano y se aferró a la del hombre, expresando al parecer su gratitud por el gesto que le había salvado la vida.
El hombre, conmovido por la respuesta del koala, insistió en ofrecer más agua a la agradecida criatura.
“Este dulce koala bebía sin parar de una botella de agua mientras nosotros hacíamos todo lo posible por animarle a acercarse al lavabo que le habíamos proporcionado para que pudiera refrescarse las patas en el agua”, relató.
La emotiva y profunda conexión entre el hombre y el animal salvaje está bellamente encapsulada en el siguiente vídeo.
Muestra el profundo impacto de la bondad y la compasión y es un recordatorio del delicado vínculo que existe entre los seres humanos y las criaturas con las que compartimos nuestro mundo.
Es una ilustración sencilla pero poderosa de la belleza inherente a los actos de bondad y del vínculo tácito que pueden crear entre las especies.
Vea las conmovedoras imágenes del hombre ayudando al koala recalentado en el siguiente vídeo.
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