Todos los padres, humanos o animales, tienen que lidiar con las rabietas ocasionales de sus hijos.
Patches, una madre bulldog, no es ajena a esta experiencia universal.
Su pequeño, Elvis, parece haberse despertado en el lado equivocado de la cama, y no tiene reparos en expresar su descontento.
Elvis es el único cachorro nacido de Patches. Nació con labio leporino, lo que le confiere una mueca permanente que recuerda al legendario Elvis Presley, de ahí su nombre.
Pero su encantadora mueca no es lo único que tiene Elvis: también tiene una buena dosis de actitud.
Cuando Elvis no está contento, se asegura de que todo el mundo, especialmente su madre, se entere.
El labio leporino de Elvis, aunque contribuye a su encanto único, también provocó algunas semanas difíciles tras su nacimiento.
Pero Elvis tuvo la suerte de contar no sólo con una madre canina cariñosa, sino también con un dueño humano compasivo.
Un día en particular, Patches vigilaba de cerca a Elvis, y no le hacía ninguna gracia.
No tuvo reparos en ponerse delante de su madre y gruñirle. Pero su pequeño tamaño hacía que sus gruñidos fueran más adorables que intimidatorios.
Patches, como madre sabia que es, sabía que no debía dejarse intimidar y se quedó quieta.
Cuando Patches puso accidentalmente su pata en la cara de Elvis, su rabieta fue en aumento.
Su ruidosa protesta provocó incluso que su dueña comentara: “¡Oh, se va a enfadar contigo! Está diciendo que no hagas eso. Oh, eres un bulldog feroz, madre mía”
A pesar de la rabieta de Elvis, Patches intentó acercarse a él.
Pero Elvis no tenía nada de eso.
Quería un poco de espacio de su madre excesivamente protectora.
Al final, Patches se hartó y decidió tumbarse a unos metros de Elvis.
Lo que ocurrió a continuación fue una muestra clásica del comportamiento de un niño.
Una vez que Patches dejó de prestar atención a Elvis, de repente quiso a su mamá.
Intentó acurrucarse con ella como disculpa por su rabieta.
Al principio, Patches intentó ignorarlo, pero ¿quién podía resistirse a esa cara tan adorable?
Patches no tardó mucho en perdonar a Elvis y acurrucarse con él. Disculpa aceptada.
Dada la oportunidad, Patches empezó a limpiar a su cachorro.
Sólo quería cuidar de su bebé, como cualquier buena madre.
Pero Elvis, el pequeño bulldog feroz que es, no dejó que su madre le limpiara demasiado tiempo antes de empezar a ladrarle de nuevo.
Puede que Elvis tuviera un duro comienzo en la vida, pero ahora lo está compensando.
No sólo es querido por su mamá perra, sino también por muchas otras personas de su entorno.
Los dueños de Patches compartieron: “Se lo dimos a una técnica veterinaria que siempre quiso tener un bulldog blanco, y ella había ayudado a tratarlo desde que nació. Todo el mundo ganó con Elvis. Tuvimos la suerte de tenerlo y su nueva familia estaba encantada de tenerlo. Lo que le faltaba en perfección física, lo compensaba en personalidad”
Prepárate para reír viendo el vídeo
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