A menudo se dice que los músicos quieren a sus fans, pero Garth Brooks hace todo lo posible por demostrarles su aprecio.
Esta conmovedora historia es una prueba de ello. Laura, una mujer con una rica historia, nació a finales de los años veinte en Luisiana.
Vivió la Gran Depresión y fue adolescente durante la Segunda Guerra Mundial.
Su vida ha sido un viaje de fuerza y resistencia.
La historia de Laura dio un giro romántico a principios de los años 50, cuando conoció al amor de su vida.
Se establecieron y formaron una familia.
Sin embargo, la vida le lanzó una bola curva cuando falleció su marido, compañero durante más de 60 años.
Durante estos duros momentos, sus hijas y nietas fueron sus pilares de apoyo.
Cuando se acercaba su 89 cumpleaños, sus hijas sabían exactamente qué le levantaría el ánimo.
Garth Brooks, uno de los músicos favoritos de Laura, actuaba en Lafayette (Luisiana) el día de su cumpleaños.
Laura, que no había asistido a un concierto desde que vio a Elvis Presley hace más de 40 años, estaba encantada con la idea.
Las hijas de Laura estaban decididas a hacer de este concierto una experiencia memorable para su madre.
Cuando Laura reveló que su último concierto había sido el de Elvis Presley, sus hijas supieron que tenían que hacerlo especial.
Planearon llevarla a ver a Garth Brooks, una decisión que hizo sonreír a Laura.
El día del concierto, la hija y la nieta de Laura llegaron a recogerla.
Laura llevaba un gran cartel de cartón que decía: “Elvis fue mi último concierto”
Era su ingeniosa forma de captar la atención de Garth Brooks.
Cuando llegaron al concierto, la emoción era palpable.
Garth Brooks comenzó su actuación cantando sus éxitos.
Pero entonces, algo le llamó la atención.
Era el cartel de Laura. Sabía que tenía que hacer que su primer concierto en más de 40 años fuera inolvidable.
Bajando del escenario, se acercó a Laura y le preguntó: “¿Cómo estás? ¿Estás bien?” El público prorrumpió en vítores.
A Brooks le intrigó la historia de Laura y le preguntó si había visto a Elvis, uno de sus héroes musicales.
Laura le contó que había visto a Elvis en Nueva Orleans.
La conexión entre ambos era evidente, y Brooks estaba visiblemente emocionado por conocer a alguien que había vivido una actuación tan legendaria.
Entonces llegó el momento que Laura nunca olvidaría. Brooks le preguntó qué canción le gustaría escuchar.
En lugar de un clásico de Elvis, pidió el éxito de Brooks, “If Tomorrow Never Comes”
Mientras cantaba, Laura, su hija y todo el público se emocionaron hasta las lágrimas.
Incluso el propio Brooks dijo: “Oh, voy a empezar a llorar”
La noche se hizo aún más especial cuando Brooks entregó su guitarra a Laura, un gesto que sin duda hizo de éste uno de los mejores regalos de cumpleaños de su vida.
Volvió al escenario dejando una huella imborrable en el corazón de Laura.
Esta historia es un hermoso recordatorio del poder de la música y de la profunda conexión que existe entre los artistas y sus fans.
Qué momento tan conmovedor y memorable, ¡véalo a continuación!
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