En el mundo del rescate animal, no son infrecuentes las historias de supervivencia contra todo pronóstico.
Aunque la historia de un pequeño cachorro albino llamado Lucky es una de las más destacadas.
Lucky, el más pequeño de su camada, fue descubierto en el patio de un criador que no mostró ninguna preocupación por su bienestar ni por el de sus hermanos.
“No estaba segura de que lo consiguiera”, dice Clanay Reza, la mujer que acabaría convirtiéndose en la madre de Lucky.
“Todos los demás cachorros habían fallecido, y pensé: ‘Quién sabe si éste sobrevivirá a la noche'”
Pero Lucky, cuyo nombre no se eligió a la ligera, demostró ser un luchador.
Fue el único de su camada que tuvo la fuerza y la determinación necesarias para sobrevivir.
Lucky tenía menos de un día cuando un vecino oyó sus gritos de auxilio. La perra del vecino estaba fuera cuando tropezó con los cachorros recién nacidos.
El criador, que no tenía ningún interés en los cachorros ahora que no podía lucrarse con ellos, se los entregó a la mujer preocupada sin pensárselo dos veces.
Al enterarse de la existencia de los cachorros, Clanay se ofreció a acogerlos.
“Si necesitas una casa de acogida o ayuda con el rescate, dímelo, iré a buscarlos”, dijo.
Los cachorros eran tan pequeños cuando Clanay los trajo a casa que parecían hámsters más que perros.
Lucky era el más pequeño del grupo y Clanay temió que no sobreviviera.
Pero decidió darle una oportunidad.
Por desgracia, los hermanos de Lucky no sobrevivieron, por lo que él es el único superviviente de esta tragedia de cría en el patio trasero.
Clanay estaba decidido a que Lucky no corriera la misma suerte.
“Tengo que hacer todo lo que pueda. No puedo dejar que este perro se me muera, como se me han muerto todos los demás. No puede irse”, resolvió.
Lucky demostró ser un luchador.
A pesar de que le costaba agarrarse al biberón, mostró una gran voluntad de beber, sorbiendo pequeñas gotas de líquido de una jeringuilla.
Hasta que no cumplió una semana, Clanay no se permitió creer que Lucky podría salir adelante.
Dos semanas después, Lucky empezó a ponerse de pie, a andar y a abrir los ojos. Clanay se fijó un nuevo objetivo: “Déjame que llegue a las 8 semanas y ya sabes, estaremos bien”
Lucky siguió creciendo e incluso empezó a jugar con juguetes tres veces más grandes que él.
Sin embargo, el viaje de Lucky no estuvo exento de dificultades.
A las dos semanas de vida, Clanay descubrió que Lucky era ciego.
A los cuatro meses tuvieron que extirparle un ojo.
Pero Lucky se adaptó con facilidad a su nueva vida de cachorro tuerto.
Su guiño permanente no hacía sino aumentar su encanto.
Lucky, que también es albino, tiene que ponerse protector solar y gafas cuando sale a la calle. Pero estos pequeños inconvenientes no le quitan el ánimo.
Clanay dice que Lucky es un perro alegre y mimoso que no deja que nada le frene.
Incluso cuando está enfermo, sigue moviendo la cola.
A pesar de las dificultades que tuvo desde su nacimiento, Lucky es ahora un perro feliz y sano de dos años.
Su historia es un testimonio del poder de la resiliencia y del impacto de un poco de amor y cuidados. ¡Qué miembro tan adorable de su familia!
Mira la increíble transformación de este cachorro en el siguiente vídeo
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